por Chasse Fournier "De la Casa Olvidada Fournier"
Reseña:
Mi padre decía siempre: "Vive y muere por tu familia". Siempre quedará grabada en mi mente.
Mi familia sufrió pero yo no puedo seguir dañándome en recuerdos, quiero comenzar a avanzar, a crecer como persona.
Fuerza, empatía y coraje nos describe a nosotros los Fournier, nobles de Ventormenta que vivían en tranquilidad, sin ningún problema entre los otros, es decir, vivíamos muy separados a las diversas mansiones; Esto para dedicar tiempo a la familia y evitar la envidia.
Clarissa, mi madre estudió toda su vida medicina, siendo la mejor médico en situaciones apuradas, su fama en su destacable labor la llevó a la cima; Y en esa travesía conoció a mi padre Bernet, un guerrero como ninguno, junto a su placaje y valentía, que llegaba a casa para ser tratado por su amada. Ambos subían por sus propios méritos entre los humanos hasta fundar la Casa Fournier con la llegada del pequeño de ojos celestes, que mostraba el amor de familia. Chasse Fournier.
Crecía y mi cara se formaba más con las dulces pecas y cabellos rojizos, mi mirada era dulce e imponente, heredada de la unión de mis padres, claramente; Vivía de lujos como cualquier noble; pero, no era de tener muchos amigos con 6 años, pero si tuve una amiga la cual vivía a las cercanías de mi hogar. No eran ricos ni de clase media, eran simples granjeros que me enseñó mucho que yo nunca supe apreciar, su vida no era fácil y cada que crecíamos juntos me mostraba que cada acción buena tiene su recompensa; ella ayudaba a su madre en todas las tareas del hogar y la granja, desde ahí aprendí que ser egoísta y repugnante sería una condena en el futuro.
Desde ese entonces me propuse algo con tan solo 6 años, ayudar, especialmente a mi madre ya que me gustaba mucho la labor que esta practicaba, le rogaba porque me enseñara y así poder emprender me en colaborar con ella. Cuando aprendí a leer, tomaba sus libros con una acompañada explicación de cómo hacer las maniobras en primeros auxilios, no temer a la sangre y acostumbrarme a escenas pesadas, decía mi madre.
Cuando tuve tan solo 13 años y cada vez se acercaba mi deseo por crecer y conocer el mundo, ayudar a todos y portar el emblema de la Alianza. Mi padre al retirarse del ejército me otorgó como herencia la espada que siempre usó en miles de campañas con un tallado de nombre, era el de mi madre “Clarissa”, yo entusiasmado por todas las aventuras que viviré se lo comenté a mi única amiga cercana, Camila; Ella me decía que también quería salir afuera y explorar todo el mundo ya que solo conocía el trabajo en la granja. Pero todos mis sueños cayeron abruptamente.
Se derrumbaron cuando la corrupción entre la nobleza crecía, ignoraba mucho esos temas ya que mis padres lo tomaban entre ellos y que eso no afectará nuestra familia con presión, estrés social. Pero solo hizo que su muerte fuera una duda ante aquel “accidente lluvioso”.
Murieron por una causa sin justificación el día que salieron luego de una reunión en Ventormenta, el denso clima llenaba todo el camino de barro mientras resonaba con impacto las lluvias en los techos de las casas más cercanas, tenía miedo. Esperaba con impaciencia a mi familia, mientras me cobijaba en mantas de tonos azulados, cubierto desde la cabeza mientras relataba yo mismo las propias historias que mi madre me decía antes de dormir, en ese entonces solo soñaba con lo que hacía mi padre, luchando contra los acosadores del pueblo, orcos malvados con colmillos muy filosos mientras sus ojos eran rojos vencidos en el suelo gracias a la fuerza tosca de mi padre, me tranquilizaba saber que tenía alguien que me enseñaría todo de lo que vivió. Pero un sacerdote llegó con la noticia que habían muerto, claro está con palabras que estaban echas para interactuar con un joven, me llevaron hacia el Monasterio de Villa Norte y esperé que una señora de unos 55 años llegar a la puerta con algunas de mis cosas era la abuela de los huérfanos de Ventormenta, no sabía como me sentía, solo estaba vacío sin poder despedirme de nadie. De Camila, de mi hermosa madre y de mi querido padre.
Pasaban los años y mi apellido fue cayendo en el olvido, privando todo lo que teníamos. Cuando cumplí la edad para abandonar la casa de los huérfanos en la ciudad humana recién reconstruía, me dirigí a mi casa y tomé las riquezas guardadas como ahorros de mis padres y emprender mi camino a ganar mi vida y buscar la respuesta de lo que realmente ocurrió el día de la caída de los grandes Founier.
Ahora me encuentro en Villa Dorada ayudando con tratados médicos y últimamente me he hecho amigo de un viejo hermano de filos de espadas de mi padre, su nombre era Carl, un temple muy sabio, pero cómico cuando se conocía, su cuerpo estaba tallado en cicatrices que contar, las cuales dispuesto, yo las escuchaba. Pero él se centró en instruirme a pelear y ayudándome a ser más fuerte para prepararme de lo que se avecinaba.
Mi familia sufrió pero yo no puedo seguir dañándome en recuerdos, quiero comenzar a avanzar, a crecer como persona.
Fuerza, empatía y coraje nos describe a nosotros los Fournier, nobles de Ventormenta que vivían en tranquilidad, sin ningún problema entre los otros, es decir, vivíamos muy separados a las diversas mansiones; Esto para dedicar tiempo a la familia y evitar la envidia.
Clarissa, mi madre estudió toda su vida medicina, siendo la mejor médico en situaciones apuradas, su fama en su destacable labor la llevó a la cima; Y en esa travesía conoció a mi padre Bernet, un guerrero como ninguno, junto a su placaje y valentía, que llegaba a casa para ser tratado por su amada. Ambos subían por sus propios méritos entre los humanos hasta fundar la Casa Fournier con la llegada del pequeño de ojos celestes, que mostraba el amor de familia. Chasse Fournier.
Crecía y mi cara se formaba más con las dulces pecas y cabellos rojizos, mi mirada era dulce e imponente, heredada de la unión de mis padres, claramente; Vivía de lujos como cualquier noble; pero, no era de tener muchos amigos con 6 años, pero si tuve una amiga la cual vivía a las cercanías de mi hogar. No eran ricos ni de clase media, eran simples granjeros que me enseñó mucho que yo nunca supe apreciar, su vida no era fácil y cada que crecíamos juntos me mostraba que cada acción buena tiene su recompensa; ella ayudaba a su madre en todas las tareas del hogar y la granja, desde ahí aprendí que ser egoísta y repugnante sería una condena en el futuro.
Desde ese entonces me propuse algo con tan solo 6 años, ayudar, especialmente a mi madre ya que me gustaba mucho la labor que esta practicaba, le rogaba porque me enseñara y así poder emprender me en colaborar con ella. Cuando aprendí a leer, tomaba sus libros con una acompañada explicación de cómo hacer las maniobras en primeros auxilios, no temer a la sangre y acostumbrarme a escenas pesadas, decía mi madre.
Cuando tuve tan solo 13 años y cada vez se acercaba mi deseo por crecer y conocer el mundo, ayudar a todos y portar el emblema de la Alianza. Mi padre al retirarse del ejército me otorgó como herencia la espada que siempre usó en miles de campañas con un tallado de nombre, era el de mi madre “Clarissa”, yo entusiasmado por todas las aventuras que viviré se lo comenté a mi única amiga cercana, Camila; Ella me decía que también quería salir afuera y explorar todo el mundo ya que solo conocía el trabajo en la granja. Pero todos mis sueños cayeron abruptamente.
Se derrumbaron cuando la corrupción entre la nobleza crecía, ignoraba mucho esos temas ya que mis padres lo tomaban entre ellos y que eso no afectará nuestra familia con presión, estrés social. Pero solo hizo que su muerte fuera una duda ante aquel “accidente lluvioso”.
Murieron por una causa sin justificación el día que salieron luego de una reunión en Ventormenta, el denso clima llenaba todo el camino de barro mientras resonaba con impacto las lluvias en los techos de las casas más cercanas, tenía miedo. Esperaba con impaciencia a mi familia, mientras me cobijaba en mantas de tonos azulados, cubierto desde la cabeza mientras relataba yo mismo las propias historias que mi madre me decía antes de dormir, en ese entonces solo soñaba con lo que hacía mi padre, luchando contra los acosadores del pueblo, orcos malvados con colmillos muy filosos mientras sus ojos eran rojos vencidos en el suelo gracias a la fuerza tosca de mi padre, me tranquilizaba saber que tenía alguien que me enseñaría todo de lo que vivió. Pero un sacerdote llegó con la noticia que habían muerto, claro está con palabras que estaban echas para interactuar con un joven, me llevaron hacia el Monasterio de Villa Norte y esperé que una señora de unos 55 años llegar a la puerta con algunas de mis cosas era la abuela de los huérfanos de Ventormenta, no sabía como me sentía, solo estaba vacío sin poder despedirme de nadie. De Camila, de mi hermosa madre y de mi querido padre.
Pasaban los años y mi apellido fue cayendo en el olvido, privando todo lo que teníamos. Cuando cumplí la edad para abandonar la casa de los huérfanos en la ciudad humana recién reconstruía, me dirigí a mi casa y tomé las riquezas guardadas como ahorros de mis padres y emprender mi camino a ganar mi vida y buscar la respuesta de lo que realmente ocurrió el día de la caída de los grandes Founier.
Ahora me encuentro en Villa Dorada ayudando con tratados médicos y últimamente me he hecho amigo de un viejo hermano de filos de espadas de mi padre, su nombre era Carl, un temple muy sabio, pero cómico cuando se conocía, su cuerpo estaba tallado en cicatrices que contar, las cuales dispuesto, yo las escuchaba. Pero él se centró en instruirme a pelear y ayudándome a ser más fuerte para prepararme de lo que se avecinaba.
Apariencia física:
Fournier es pelirrojo, con el cabello corto; Con una mirada levantada la cual dan vida aquellos fulgurantes ojos celestes. Permanece siempre con un porte erguido, sin tensar su cuerpo tonificado por los arduos entrenamientos con el Capitán. A simple vista humana es la cualidad que un apuesto y elegante noble hereda. Tiene armaduras de cuero abrigadas de tonos marrones y una espada tallada con el nombre de su madre la cual procedía de su padre.
Apariencia psicológica:
Es alguien que le gusta socializar, pero sin sobre pasar los límites; ya que guarda mucho de su vida personal al sentirse mucho tiempo solo, sin saber a quién contarle una verdad cruda. Además de que tiene mucho respeto a las personas principalmente a las mujeres, ya que cree que luchan más que los valientes guerreros. Su habla es tranquila como su voz y suele usar palabras que le instruían. Es equitativo e intenta que todos sean beneficiados en vez de perjudicados.
Habilidades:
Primeros Auxilios: Ha estudiado desde niño y observado a su madre la cual era una grandiosa médico, ahora mantiene en su mochila varia utilería al dedicarse a ayudar de vez en cuando en Villa Dorada.
Fanático: Este hombre posee un amor infinito a la historia y relatos que de niño le fueron inculcados, desde su adolescencia y adultez siguió aquello que tanto ama.
Armas: Posee el control de su espada y entrena muy seguido con Carl. Además de que ahora es voluntario en nombre del estandarte de la Alianza, sabe luchar con o sin el arma de filo. Pero evita el asesinato.
